La
Herida
¿bajo esa máscara qué escondes?
se puede leer el miedo en tus ojos,
pero no la sonrisa que responde,
a preguntas hechas con sigilo,
para no sucumbir a tu engaño,
y llegar hasta el centro de tu ombligo,
donde ambiguas soluciones,
se cobijan a la espera,
de arañar mis conclusiones,
en esta despedida de la luz,
que al atardecer se duerme,
y que con lluvia la cruz humedece...
sin cambiar nada en tu mirada,
me acechas como un lobo,
único líder de su manada,
pasando del tema que incumbe,
tu risa malvada que explora,
los oídos que del calor te cubren,
de ser la auténtica especie,
estirpe de reyes lejanos...
sus mismas leyes, su mismo legado...
rómpete, échate a llorar...
tu lágrimas no permanecen,
y también obedecen a la gravedad...
obsérvame, aquí me tienes...
cállate y siente el silencio,
necio eres, no lo niegues...
ábrete... ábrete la herida...
sangra, llora y expresa,
lo dura y justa que es la vida...
("Phantom of the Opera", Lindsey Stirling)
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