El
Rey Sin Corona
me llaman el santo del barrio,
y a veces el salvador de vidas,
si hace falta las almas las embargo,
por no dejar perder mi partida.
a escondidas pero a los 4 vientos,
clamo lo que el derecho me prohíbe,
reclamando la atención de inciertos,
que vienen hacía mí a que les cobije.
el día para mí no entiende de horas,
y la fiesta siempre dura eternamente,
nunca digas que te molesto a deshora,
porque contigo soy super buena gente.
lo mío es el "carpe diem
express",
acompáñame si quieres adentro,
te abro las puertas de mi chalet,
mi infierno disfrazado de cielo...
dentro: locura, amistad y vicio...
te invito a que te pases de la raya,
aquí no hay quien me saque de quicio,
soy el rey sin corona, el que menos
calla...
pero aunque te parezca el más duro,
también poseo un corazón inquieto,
si te llego a ver en el suelo te ayudo,
a cambio sólo quiero verte sin miedo.
es como aquellas chicas con las que gozo,
las que caen entre mis brazos y en mi cama,
alguna en mi vida me hace caer en un pozo,
de rabia, cólera y lágrimas derramadas...
puede ser... que tenga falta de criterio a
veces,
y que me confunda al ver en el aire peces,
pero sé que jugué con lo justo y lo real,
aunque un papel diga ahora: "trastorno
bipolar".
(“El Perro Verde”, Marea)
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